sábado, 10 de febrero de 2007

Botas...




Mírale. Ahí está. ¿No vas a decirle nada?
¿Para qué?
Porque te hizo daño.
Deberías plantarle cara.
(sonrío)
No tengo ganas.
¿Y de qué tienes ganas?
De saltar.




De saltar sobre los charcos.
Con mis botas de colores
ya no me empapan las penas viejas.
Ahora...
sólo sonrío.

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