miércoles, 31 de enero de 2007

Lo que al día pido


Lo que al día le pido ya no es
que me cumpla los sueños,
que me entregue los deseos
cumplidos de otros días,
porque al fin he aprendido
que los sueños son igual
que las alas de un insecto
y al tocarlos el hombre se deshacen;
y es que un sueño al cumplirse
es otra cosa que no ayuda a volar.

Lo que al día le pido es ese sueño
que al rozarlo se parta en otros sueños
lo mismo que una bola mercurio,
y que brille muy lejos de mis manos.

Lo que al día le pido empieza a ser
más difícil incluso de alcanzar
que los sueños cumplidos,
porque exige la fe antigua
en los sueños.

Lo que al día le pido es solamente
un poco de esperanza,
esa forma modesta de la felicidad.

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